Debes ver: Documentales (1930 – 1950)

El cine de no ficción desde su concepción hasta nuestros días, ha experimentado una revolución en su narrativa y estética que incluso es paralela a los grandes cambios en el cine de ficción, un cambio hacia la personalización. Sin embargo, las preocupaciones artísticas de los realizadores documentales actuales, no rompen con las de generaciones anteriores; tienen sus raíces en películas de décadas de antigüedad, en las que las mismas ideas y prácticas a veces aparecen en formas, que encarnan la relación de los realizadores con sus sujetos, que parecen atrevidamente originales incluso ahora.

Aunque los documentales siguen a personas reales, su material y tema crucial es la interpretación del realizador y su determinación para trasmitirlo. De ahí la importancia de viajar en el tiempo y darnos la oportunidad de descubrir las propuestas de quienes influyeron en su tiempo y, por tanto, en el futuro. 

“Salt for Svanetia” de Mikhail Kalatozov (1930)

Los aldeanos de Svanetia, una región montañosa aislada en la entonces Georgia soviética, están muriendo por falta de sal, y Kalatozov muestra sus agonías con aterrador detalle, antes de que lleguen los trabajadores soviéticos para construir las carreteras que abrirán la región a los envíos, incluida la sal, de otras partes del país.

“La frontera olvidada” de Marvin Breckinridge (1931)

Retrato documental a partir de una serie de reconstrucciones dramáticas, filmadas en locaciones rurales de Kentucky, que involucran al Frontier Nursing Service, que fue fundado por la prima de Breckinridge. Veremos a ella y a otras enfermeras llevando la atención médica a áreas remotas de los Apalaches.

“Entusiasmo” de Dziga Vertov (1930)

Primera película sonora de Vertov sobre la industrialización soviética que supera la hostilidad de la región organizada. Toma como premisa el auge de los medios de comunicación a través de la radio.

“La ciudad” de Ralph Steiner y Willard Van Dyke (1939)

Una película de defensa en nombre de comunidades planificadas, basada en el trabajo de la urbanista Catherine Bauer, se expresa la filosofía y el análisis social que se materializa con la edición de sus imágenes. Las recreaciones históricas y las imágenes de los noticieros dan lugar a un monólogo.

“Let there be light” de John Huston (1946)

Durante la Segunda Guerra Mundial, Huston filma a los veteranos en un hospital psiquiátrico de Long Island que sufrieron un trauma mental como resultado del combate en la guerra. Incluye entrevistas con médicos y pacientes que dan voz a los recuerdos de los horrores que vivieron. La película fue prohibida hasta 1981.

“Farrebique” de George Rouquier (1946)

Al filmar en la granja de su propia familia en el sur de Francia, Rouquier recluta a sus familiares para interpretar los papeles que se parecen mucho a quienes son en la vida real, reconstruyendo sus actividades y conflictos a lo largo de un año.

“Victoria extraña” de Leo Hurwitz (1948)

Un ensayo en primera persona de Hurwitz que mira de cerca a los veteranos negros que regresan de luchar contra el nazismo en la Segunda Guerra Mundial, para enfrentar las leyes de Jim Crow y racismo.

“Noche y niebla” de Alain Resnais (1955)

Fusiona escenas en tiempo presente de los vestigios de Auschwitz y Majdanek e imágenes de archivo, evocando el Holocausto y la política que lo condujo, en busca de recuperar recuerdos sofocados y presentar la claridad de la memoria como parte importante para el progreso político.

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