Guiones del cine mexicano: Huapango

Por Daniela Guivini Salgado Correa

En el cine nacional no suele haber tantas adaptaciones de grandes obras de la literatura universal, pero en 2004 se estrena este filme mexicano producido por Vlady Realizadores y dirigido por Iván Lipkies, quien junto a su hermana Ivette Lipkies y su madre, María Elena Velasco conocida como “La India María” desarrollaron esta adaptación basada en una de las obras de dramaturgia inglesa más importantes y reconocidas de la modernidad Otelo: El moro de Venecia del gran poeta y dramaturgo William Shakespeare.

Es muy curioso que de hecho haya tantas y tan evidentes semejanzas culturales en términos del género y el tono en que se manejan tanto la obra original como la derivada. La tragedia siempre ha sido parte del imaginario mexicano y cientos de telenovelas lo confirman, así como también el empleo del melodrama, que se ha vuelto un símbolo bastante reconocible de nuestra identidad. Así que, inevitablemente la adaptación se da bastante orgánica y fluida, hace empatizar al espectador por tocar temas universales como los celos y la venganza, pero resuena aún más con el público latinoamericano por su bagaje colectivo, que tiene implícita una gran inclinación casi ancestral por las emociones exacerbadas y su representación.

A lo largo de los 100 minutos de duración del filme se aprecia incluso que la aproximación visual del autor busca remitir a la audiencia a una experiencia teatral con los tipos de encuadre tan frontales, la distribución de elementos en pantalla con estilo pictórico y las actuaciones claramente hiperbolizadas. Es una adaptación realmente interesante dado que está planteada en el México contemporáneo, por lo que la adición de recursos como el concurso de Huapango, fungiendo de detonante e hilo narrativo es una genialidad; la danza folklórica enriquece mucho a la historia y le da color, así como un sentido de apropiación. También los roles políticos de la Huasteca Tamaulipeca que reemplazan el sistema monárquico de Otelo traen a la actualidad una historia tan antigua, pero con tantos matices que podemos seguir encontrando en el día a día de muchas dinámicas interpersonales. Especialmente en un clima político donde ocurren siete feminicidios al día y la misoginia y el machismo solo cambian de generación. Y así de notable lo consideró la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas, ya que le otorgó el premio Ariel a Mejor Guion Adaptado y obtuvo por PECIME cinco Diosas de Plata.

Otilio (Alejandro Tommasi) es un hombre muy acaudalado de Tamaulipas, se casa con una hermosa joven llamada Julia (Lisset) de quien Santiago (Manuel Landeta), un trabajador de Otilio, está enamorado. Ambos son compañeros de baile y Santiago aprovecha esto para a toda costa arruinar su matrimonio conspirando con ideas de infidelidad que le provoquen celos a Otilio; que en consecuencia termina asesinando a Julia para después, enterarse de la verdad y suicidarse.

En referencia a los adaptadores, María Elena Velasco es una institución en el cine mexicano; la actriz, comediante, guionista, bailarina y cantautora poblana, dejó el legado de su personaje “La India María” como una de las representación más particulares y reconocidas de las raíces indígenas de México en el cine. Además de su contribución en este guion, actúa en la película como la maestra de baile, mostrando su amplio rango de talento y el apoyo a los diversos proyectos de sus hijos en los que continuamente participó y en los que su trabajo como guionista destaca “La Hija de Moctezuma” (2014)“Las Delicias Del Poder” (1999), “Ni de aquí, ni de allá” (1988), “El Coyote Emplumado” (1983) y en la serie de TV “¡Ay, María Que Puntería!” (1998). El director, su hijo, Iván Lipkies quien cursó un diplomado en Artes y Técnicas Cinematográficas en la London Film School también trabajó con ella en múltiples ocasiones como cabeza del departamento de dirección, en películas como: “Las Delicias del Poder”, ¡Ay, María Que Puntería!” y “La Hija De Moctezuma”, la cual también coescribió. En cuanto a Ivette Lipkies, ella estudió la carrera de Comunicación en la Universidad Iberoamericana, así como, Arte Dramático en diversas instituciones. A diferencia de su hermano, dedicó su carrera más hacia el área de producción, guionismo, actuación y al teatro en general. En el filme interpreta a Margarita bajo su nombre artístico “Goretti Lipkies” y entre sus proyectos destacan, respectivamente: “El Príncipe Feliz”, “Sorpresas”, “La Hija de Moctezuma”, “Las Delicias Del Poder y “Ni de Aquí Ni de Allá”.  Como podemos ver muchas de las obras de estos cineastas fueron colaboraciones en familia, lo que le da un tinte particular a lo que se plasma en pantalla. Es claro que para el discurso de estos artistas son muy relevantes las tradiciones y los usos y costumbres, por ello la película está repleta de tanto folklore. Evidentemente una de sus grandes preocupaciones como autores es la pérdida de la usanza y la dilución de las raíces, el sentido de pertenencia e identificación cultural a causa de la progresiva dominación del eurocentrismo, que va dando como resultado una sociedad mexicana alejada y alienada.

En ese sentido es un punto bastante válido, pero realmente no todo puede continuar igual, ya que, muchas columnas de la estructura social están fundamentadas en el sexismo. Es mostrar que asesinarla es algo inocuo y puramente pasional cuando en realidad proviene de ideologías y conductas replicadas que se instalan en lo más profundo de una sociedad con consecuencias graves. Continuamente Julia es acusada de provocar tanto a Otilio como a Santiago y esto nunca es retratado fuera de un marco de victimización, y eso únicamente por su aura virginal y angélica. Casi como si matarla estuviese justificado por haberle sido realmente infiel. Por otro lado, las actitudes de Santiago siempre son de una legitimidad delirante, son extremadamente agresivas, acosadoras y depredadoras, pero nadie parece notarlo y si lo hacen, eligen no darle la mínima relevancia.

Sin importar que ,Julieta parece deberle algo a ambos hombres y para mi, esa es la verdadera tragedia. No el “redimitorio” suicidio de Otilio, sino, la total impunidad moral con que está manejado su asesinato en la historia. ¿Ella muere y debemos sentirnos mal por los errores infundados y “profunda” pena de Otilio y Santiago para después continuar con nuestras vidas, totalmente indiferentes? Bueno, por tan ficcional y alejado que suene, esa es nuestra realidad actualmente.

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