Lee el guion The Invitation

Por Abraham Jaime Villavicencio

El dolor es un factor que suele colocar a las personas en posiciones de extrema vulnerabilidad. Con frecuencia, esa sensación va acompañada de un letargo de sufrimiento infranqueable que vuelve a la víctima un ser maleable dispuesto a tomar medidas desesperadas con la esperanza de dejar de sufrir. El devenir más extremo de esa búsqueda desemboca en cultos con fines escabrosos, cuya idea de plenitud es tan retorcida como la mente de un asesino serial. La idea adquiere tonos realmente siniestros en cuanto los reclutas son persuadidos para implicar a sus seres queridos en sus perversos ritos de superación. Bajo esa premisa es con la que The invitation (2015) se vanagloria como una cinta capaz de infundir delirios de persecución hasta en el espectador más confiado.

Los escritores a cargo de la concepción del guion son Phil Hay y Matt Manfredi. Ambos ostentan una larga carrera trabajando codo a codo en evidente comodidad. Sus guiones son conocidos por girar en torno a historias de comedia y de acción, pero sus proyectos no han sido más que una colección de fracasos mal recibidos por la crítica y la audiencia. No fue hasta The invitation que optaron por darle un giro a su carrera que se concretaría con su última película Destroyer (2018). A pesar de su notable mejoría como autores, The invitation sigue siendo la joya de la corona de su filmografía.

El guion trata de un trastornado sujeto llamado Will que recibe una invitación por parte de su exesposa, quien desapareció por más de dos años, para asistir a una cena de reencuentro. Entre los invitados al evento se cuentan las antiguas amistades de ambos, el actual esposo de la anfitriona y un par de desconocidos con actitudes desconcertantes. Will es constantemente atormentado por los recuerdos de su hijo muerto y contempla con recelo la abrupta recuperación de Eden, su exesposa. La noche sigue su curso, pero a medida que avanza se desvelan las intenciones de Eden y David, su esposo, por hacerlos parte de un culto. Will parece ser el único capaz de presentir que algo anda mal y es constantemente amonestado por su desconfianza. La tensión llega a un punto culminante en el que las sospechas de Will cobran vida y la muerte se vuelve el punto final de un elaborado ritual de plenitud comunitaria.

La construcción de la tensión que se lee en el guion es un elemento que difícilmente pasa desapercibido. Lo que empieza con una leve suposición de mal augurio, escala hasta convertirse en una densa capa de abrumadora sensación de malestar. La efectiva progresión de la tensión se debe al minucioso trabajo con los detalles, aparentemente normales, que cobran un doble significado bajo la atenta mirada de Will. Los invitados le atribuyen a su recelo su inestabilidad mental, pero el no cesa de sospechar y desenvolverse con ojo avizor. El guion está plagado de elementos distractores que luchan por apaciguar a Will y al lector. Es un juego en el que el lector pugna por descubrir si la desconfianza de Will es certera o no.

Hay un elemento al principio de la película, que si no se le examina con cuidadoso escrutinio puede llegar a pasar como un capricho gratuito de los escritores, pero nada podría estar más lejos de la verdad. La cinta arranca con un traslado en carretera en el que Will atropella a un coyote y se ve obligado a rematarlo para acabar con su sufrimiento. En esa aparente nimiedad se condensa el conflicto central del guion. Es una especia de equivalencia con la que se juega a lo largo de la historia. Pero la función de esa escena no termina ahí, cuando los invitados se enteran del desafortunado accidente, David menciona que el asesinato fue un acto de misericordia y adelanta con sutileza el plan que se propone a emprender.

La información es distribuida de forma efectiva y da la sensación de ser un juego de pin pon en el que Will está destinado a tragarse sus sospechas por la pronta respuesta de los acontecimientos que lo hacen ver como un redomado paranoico. Sus actitudes provocan situaciones de incomodidad de las que es difícil zafarse y la lucha librada dentro de su mente se hace patente en sus gestos y declaraciones. En verdad se esfuerza por creer que el carácter de la invitación es inofensivo, pero, ya sea por su mente alterada o sus nuevos descubrimientos, la intranquilidad se niega a abandonarlo y para el final del guion le salva la vida.

Si bien el guion no es perfecto, tiene una serie de cualidades que por las que vale la pena echarle un ojo. Para los interesados en descifrar el secreto detrás de un buen manejo de la tensión, este es un buen guion por el que empezar la indagación. Sin duda alguna se trata de su fortaleza de mayor envergadura y de la que puede sacar un inmensurable provecho. The invitation es un thriller psicológico que se desembaraza de una serie de clichés asociados con el género y sorprende con sus volátiles y desgarradores giros argumentales.

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