Caperucita Roja y el señor Gruñón

por Fernando Castillo

Para el segundo round del Torneo de Guión Cinematográfico, 61 escritores pusieron la pluma, la creatividad y talento para seguir hasta la gran final, sólo 37 siguen en el ring.

Fernando Castillo Valdez noqueo a sus compañeros con un golpe lateral con puño rotado, mejor conocido como swing,  que le valió, una de las menciones honoríficas del segundo round.
Aquí les compartimos algo de su trabajo:

Reto 8 de 14: Toma los elementos que te parezcan más atractivos del cuento de Caperucita Roja y Blanca Nieves. Haz una historia que combine ambos.

Caperucita roja vendía galletas y postres en la colonia. El señor Gruñón, un enano de 85 centímetros de estatura, le compraba todos los días. ¡Gracias, Caperucita!, decía el enano, acariciándole el hombro. Luego entraba a su casa y la veía desde la ventana.

Hace algunas semanas, Gruñón no salió a comprar. Cuando Caperucita llegó al zaguán del enano, él gritó desde la casa: “Pasa, Caperucita, no puedo salir ahora”. Caperucita dio un paso adentro cuando escuchó que un vecino le llamaba; salió a venderle y olvidó el pedido de Gruñón.

La mañana siguiente, el enano salió por Caperucita y, acariciándole el hombro, la invitó a pasar. Quiero mostrarte unos moldes para hornear, le dijo. No puedo ahora, señor Gruñón, mi abuelita me está esperando, contestó Caperucita. El enano entró a su casa, agitado, y observó por la ventana a la niña.

Al día siguiente, 31 de octubre, Caperucita salió a pedir calaverita; cuando llegó a casa de Gruñón, tocó el timbre y el enano gritó desde la casa: “Pasa, Caperucita, adentro hay muchos dulces”. La niña, brincando, entró a la casa. Una mano llena de dulces y la otra mano acariciando el hombro de Caperucita; el enano estaba desnudo. Ven, mi niña, no tengas miedo, le dijo. Caperucita, con pánico, se quedó paralizada. El enano acercó su cuerpo lentamente al de Caperucita, los ojos le brillaban y movía la lengua con ansiedad. Cuando estaba cerca de besarla, apareció en la puerta la abuela de Caperucita, disfrazada de lobo. ¿¡Dulce o truco!?, gritó. El enano la miró e intentó escapar. Los gritos de la abuela alertaron a los vecinos y lo atraparon.

Así terminó la historia del enano Gruñón, ahora está en la cárcel y nunca tocará a Caperucita. La niña y su abuela vivirán felices por siempre.

Reto 10 de 14: Una quinceañera tiene tatuado el signo químico del Hidrógeno en la planta del pie. Crea la historia de fondo detrás de la elaboración del tatuaje.

Horacio tiene pocas certezas en la vida; pero si de algo está seguro, es de la gran herencia que le dejará a sus 5 hijos. Horacio tiene la fórmula de una sustancia que transforma un pedazo de metal en un árbol. Sabe que un papel puede ser robado o extraviado, así que debe plasmar la fórmula en un lugar insospechado: cada uno de sus hijos lleva tatuado, en la planta del pie, uno de los elementos necesarios para crear la sustancia. Cuando Horacio muera, sus hijos sabrán en dónde encontrar su herencia. Todos piensan, en la fiesta de 15 años de su única hija, que el tatuaje visible a través de su zapatilla transparente hace referencia al amor por su padre: todos creen que la H de Hidrógeno es la H de Horacio.

Por Fernando Castillo Valdez.

 

28 años, México. Soy estudiante de Lengua y Literaturas Hispánicas de la UNAM. Actualmente realizo mi tesis de licenciatura acerca de guion cinematográfico mexicano. He tomado algunas clases con Ayala Blanco y Everest Landa. Mi interés por el guion surgió hace año y medio aproximadamente. Soy fanático del cine y del futbol. Cumplí 25 años el 4 de julio, Independence Day, y sufro la crisis existencial del cuarto de siglo.