Construcción de personajes: estereotipos femeninos 

Por Daniela Guivini

Los clichés y estereotipos son herramientas de creación que al emplearse sabiamente y con creatividad pueden ser muy útiles, casi tanto como pueden ser dañinos si se aplican de forma irresponsable replicando discursos sexistas, machistas y/o de odio.

O simplemente divulgando desequilibradamente versiones, solo desde la perspectiva masculina.

 

FEMME FATALE

Esta estructura de personaje tan popular, en términos simples, representa la destrucción del hombre protagonista. Es una mujer profunda y misteriosamente seductora e irresistible que utiliza su sexualidad como arma para su beneficio. Suele ser manipuladora, materialista y fría y, como para un mayor efecto, suele contrastarse con el ideal de mujer sumisa. 

Nace del miedo a la independencia femenina, de perder el dominio sistemático sobre las mujeres, por lo que hiperboliza estas características con una mirada empapada de villanía y demonización. Es el temor y la incomodidad plasmados ante mujeres siendo ciudadanas trabajadoras, poderosas, con independencia sexual y sin deseos de maternidad, por lo que enmarca su existencia como un riesgo. Dado su apogeo en los 40’s y 50’s, hace mucho sentido ya que durante y después de la guerra, las mujeres ocuparon roles de género fuera de los convencionales.

Es la paranoia masculina en su máxima expresión, busca plasmar todos los males femeninos que supuestamente acarreamos, como la infidelidad, ambición y disfrute sexual sin el objetivo de procrear (“una forma extrema de destrucción del hombre, privarlo de su descendencia para la posteridad, de su inmortalidad) para re-enmarcarlo como conductas o características totalmente indeseables. 

Normalmente el objetivo de la mujer fatal es literal y gráficamente matar hombres porque esa es su metáfora de destrucción. En consecuencia, sus únicos destinos posibles son el de ser castigada o que, como público, descubramos que realmente no es de naturaleza indecente y puede ser redimida. Actualmente, se le eleva a existir como un ser fuera de la humanidad, ya sea como robot (Ava en Ex Machina), ser mágico/mítico (Hela en Thor Ragnarok), ser sobrenatural/con poderes (Jessica Jones) o exageradamente animalista (Gatúbela), entre muchos otros. Una gran diferencia se puede apreciar cuando este cliché es protagonista y tiene un desarrollo como se ve en la reciente “Promising Young Woman” con Cassie Thomas. 

BOMBSHELL

Esta es, por excelencia, la fantasía ideal de feminidad en el imaginario masculino. A estos personajes puede describírseles como diosas etéreas de “inimaginable” aunque convencional y aspirable belleza, mujeres hedonistas, vanidosas y en mayor o menor medida, materialistas que solo viven por y para la mirada masculina, lo que supuestamente les otorga poder. 

Es recurrente que, así como la femme fatal, utilicen su sexualidad como arma, aunque si esta es desbordante, puede ser el factor de su propia desgracia. A diferencia de estas, no son retratadas como personas inteligentes, no tienen mucho diálogo, están infantilizadas y suelen encarnar valores como el amor y la belleza. Es un cliché bastante relacionado con el complejo Maddona-Whore (santa-puta) donde una mujer no puede existir como un ser sexual y admirado, respetado o amado al mismo tiempo. Marilyn Monroe interpretó más que nada bombshells a lo largo de su carrera, así como, Elizabeth Taylor, Jean Harlow, Sophia Loren, Sofia Vergara y Scarlett Johanson. 

Como se puede apreciar, esta proyección ilusoria inevitablemente está rodeada de contradicciones, las cuales, jamás permiten ceder autonomía o poder real a la figura femenina. Se debe ser seductora pero inocente, diosa, pero animal y al mismo tiempo se le alabará por su belleza y demonizará por su promiscuidad. Elementos que además están exclusivamente centrados en su imagen y que la definen como personaje, sin siquiera ser una perspectiva de sí misma sino de un observador externo. 

Su destino en este tipo de discursos depende de si la balanza va más hacia el riesgo de ser manipuladora o inocente. Si en el subtexto se dicta que debe recibir castigo, narrativamente esto puede llevarla incluso hasta la muerte o por otro lado, volverse una mártir ingenua en beneficio de la historia del protagonista masculino. 

Para mantener a raya la falsa ilusión de poder se plasma menosprecio en pantalla e incluso se les puede llegar a convertir en villanas por ser tan deseables, como suele ocurrir en el caso de Megan Fox en muchas de sus películas. “The Take” lo resume bastante bien, “mientras bombshells malvadas son castigadas por sus transgresiones seductoras, las bellezas de la pantalla en general no son castigadas por lo que hacen sino por las urgencias primitivas que les provocan a los hombres simplemente por existir”.

Esta proyección de liberación sexual, supuesta emancipación y divinidad están hechas solo para proporcionar placer a la mirada masculina, así que cuando se intenta salir del molde aceptado se demoniza su belleza o se hace slut shaming, especialmente cuando la mujer busca monetizarla. Afortunadamente los nuevos discursos que buscan cambiar esto retratan personajes más allá de su apariencia física, son mujeres complejas en relaciones de amor con otras mujeres, ya sean de amistad, familiares, de amor romántico, mentorado, etc. Buenos ejemplos de ello son Poison Ivy (uno de sus poderes siendo seducir personas) en la serie “Harley Quinn” siendo una chica activista y ansiosa que termina en una relación queer con Harley o en “Hustlers” con Ramona (Jennifer López) tomando como pupila a Destiny para ser una stripper exitosa. Todo ello es un quiebre de la constante réplica falsa de enemistad entre mujeres y de la cansina e irreal lucha por el personaje masculino mediocre. Por fortuna se está empezando a suplir ese sinsentido con sororidad y amor.

BORN SEXY YESTERDAY

Como señala Jonathan McIntosh en su análisis de este trope, estos personajes están caracterizados por ser mujeres profundamente ingenuas, inexpertas o ignorantes y a la vez inimaginablemente sabias. Elementos que podemos encontrar fácilmente en las infancias, solo que, en este caso en el cuerpo de una mujer hábil, madura e hipersexualizada, siempre al servicio de la mirada masculina pero inconsciente de ello y que únicamente se gana el respeto del hombre en cuestión por tener habilidad en algo que admiren. 

Suelen ser el interés romántico de hombres blancos, heterosexuales y típicamente “viriles”; protagonistas con personalidades y vidas mediocres, solitarias o fallidas que analizándolo desde el subtexto solo exponen inseguridad ante el sexo y la sexualidad, por lo que no han tenido o no pueden mantener una relación con una mujer de mente madura, independiente y con experiencia sexual; básicamente alguien que sea su igual.

En respuesta a este tipo de hombre existe la “chica sexy nacida ayer”. Un ser bastante fácil de manipular y fetichizable, el objetivo perfecto puesto que no tiene un punto de comparación realista para elegir pareja. Hago referencia a ellas como “seres” porque típicamente vemos este cliché en películas de ciencia ficción o fantasía, donde la licencia creativa permite que tengan la mente de una niña en un cuerpo convencionalmente bello y aceptado como bien ocurre con Olivia Wilde (Quorra en Tron Legacy) o Milla Jovovich (Leeloo en The Fifth Element).

En la narrativa de estas historias, dado que su inexperiencia viene de cosas mundanas, su contraparte masculina hace el papel de maestro, amante, protector y salvador y le es posible serlo porque cumplen esta tarea respecto a las cosas más simples, ejercen un dominio desbalanceado al mostrarles los básicos de: interacción social, romance, sexo, vestimenta, alimentación, etc., son “expertos en ser un ser humano normal”, algo que una mujer de su misma condición no encontraría atractivo. 

Claramente este cliché es solo otra proyección sexista de la mujer perfecta, una fantasía irreal engendrada del miedo y que esparce discursos de supremacía.

Las buenas noticias son que este trope se puede volver trascendente al ser sobre el desarrollo personal y autorrealización de estas mujeres o incluso de mutuo descubrimiento con su contraparte, como bien podemos apreciar en Somni 451 de “Cloud Atlas” o en Cameron de “The Sarah Connor Chronicles” con un joven John Connor. 

MANIC PIXIE DREAM GIRL

Son mujeres de características quirky cuya función exclusiva es estar al servicio de la historia del protagonista masculino, usualmente un hombre triste, mediocre, torturado y solitario que tendrá un supuesto arco de madurez con el que comenzará a vivir la vida al máximo gracias a ella. Usualmente están delineadas bajo el concepto subjetivo, discriminatorio y separatista de “no ser como las demás mujeres”; tienen gustos “particulares”, son relajadas, “raras” y despreocupadas. Son la proyección perfecta del término de la película Gone Girl “the cool girlfriend” pero a corto plazo y con una finalidad desechable. 

Es un cliché que refuerza la idea de que las mujeres somos centros de rehabilitación, agentes de cambio o guías misteriosas para hombres rotos. Nunca existe un acuerdo de mutuo crecimiento, es una dinámica de poder desbalanceada que banaliza e incluso fetichiza el aspecto de las mujeres y nos limita a la superficialidad de nuestra apariencia. Es un ideal que solo existe en el imaginario colectivo masculino, personajes sin un desarrollo mínimo y cuyo único valor radica en sus contrapartes. Películas como “500 Days Of Summer” exhiben de forma interesante estos discursos al mostrarnos a un narrador no confiable como Tom, que decide ver solo lo que quiere. La película intenta romper el estereotipo de la MPDG y casi no lo logra si no es por el final, ya que parece que Tom habrá madurado, pero se hace una crítica sutil, cuando solo encuentra otra chica en la que obsesionarse y poner todas sus expectativas de vida. Esto lo plasma también “The Eternal Sunshine of the Spotless Mind” cuando Clementine recalca de forma bastante literal “- I’m not a concept Joel” y, tristemente, por otro lado, se aprecia una gran diferencia con películas como “Scott Pilgrim vs The World” con la damisela quirky en peligro, Ramona Flowers.

En conclusión podemos apreciar que es posible darle la vuelta a estereotipos que perpetúan sexismo, machismo y toxicidad. Identificarlos ya es un logro y poco a poco se está desarrollando una metamorfosis en el discurso; es importante recalcar que esto no se trata de la cultura de la cancelación o de la censura, como artistas debemos ser más conscientes de las historias que creamos, para quien las creamos, con qué propósito y qué clase de impacto han y pueden tener en nuestro alrededor.

Después de todo, lo peor que puede pasar al volvernos responsables, es crear personajes femeninos completamente formados, complejos, interesantes y con vidas que no solo existen en la fantasía de su contraparte masculina.

@EscribeCine