Lee el guion de The King’s Speech 

Por Abraham Jaime Villavicencio

Como persona ordinaria, se puede llegar a pensar que las grandes personalidades del mundo están exentas de las luchas y faenas personales con las que todos nos enzarzamos. Esta percepción se debe al proceso de deshumanización al que se somete a ese tipo de personalidades, pero que no podamos contemplarlos enarbolando un arma en su campo de batalla personal, no quiere decir que no lo tengan. The King’s Speech (2010) narra la historia de el Rey Jorge VI, una de las figuras históricas más queridas de su país de origen, y la enmarca en un retrato intimista y humano en el que se resalta su complejo de inferioridad derivado de su obstinado tartamudeo.

David Seidler es quién, con minucioso estudio sobre la época y los personajes, escribió este maravilloso guion. Su primer trabajo como guionista profesional fue con la película de Tucker: un hombre y su sueño (1988) dirigida por el aclamado realizador Francis Ford Coppola. Después de esa exitosa película, en los 70’s comenzó su investigación sobre El Rey Jorge VI del Reino Unido. Desafortunadamente sus planes se vieron truncados por las admonitorias instrucciones de la Reina Madre en las que le ordenó dejar de perseguir ese proyecto mientras estuviera viva. Es por eso por lo que casi 40 años después de empezado el proyecto se pudo concretar como una de las mejores películas del 2010.

La historia empieza en 1925, en la víspera del discurso que tiene que dar el, en ese entonces, Duque de York en el atiborrado estadio de Wembley. Se le ve a él y a sus allegados nerviosos como sabiendo el desastroso desenlace del evento. El Duque es incapaz de articular una oración completa y convierte lo que debió haber sido una arenga ejemplar, en una parodia de peroración tullida. Después de años de tortuosas terapias inservibles pierde la esperanza de vencer al tartamudeo, pero la Duquesa Elizabeth, su esposa, no. Y, a sus espaldas, contacta a un excéntrico terapeuta llamado Lionel Logue. A regañadientes, pero con fe en su esposa, el Duque de York acepta asistir a una sesión impartida por el irreverente personaje. Esa sesión se convierte en la primera de muchas en las que Lionel Logue no sólo lo ayuda a superar su tartamudeo, sino que, además, traba una entrañable amistad con él.

El guion trata de como el Rey VI lucha y vence a su tartamudeo. En esa oración se resume el núcleo del argumento y le confiere a la historia un manto de aparente sencillez, pero en realidad ese conflicto está atado a una serie de muchos otros que se atraviesan por en medio. Desde el principio, el tema de la ascensión a la corona se mantiene latente en el texto y, naturalmente, es el primer conflicto en brotar. Él es el segundo en la línea de sucesión, pero el irresponsable comportamiento de su hermano mayor David, lo orilla a tomar la corona en su lugar. Su resolución de negar el advenimiento de tan importante título, lo pone a tratar de enderezar a su hermano. En una de las sesiones, Lionel Logue lo exhorta a reemplazar a su hermano como rey, pero él lo acusa de traición y da por finalizada la terapía.

Ahí es en dónde entra el segundo conflicto. El encontronazo de fuerzas entre El Rey Jorge VI y Lionel Logue. El comportamiento de Lionel a menudo desconcierta a El Rey y su inestabilidad emocional se manifiesta en forma de enojo y volatilidad. Es importante mencionar que la personalidad estirada y arrogante del Rey abren una brecha entre él y el terapeuta que Logue insiste en cerrar. El Rey está empecinado en mantener las formalidades y Logue en crear un espacio de familiaridad. Hay un detalle de esa situación que, para el final de la obra, es de una exquisitez satisfactoria. Finalmente, su prematura separación se resuelve en cuanto el Rey hace a un lado su orgullo y por fin acepta que para triunfar necesita la ayuda de Logue.

Ya con la intención de tomar la corona en lugar de su hermano, empiezan tanto los preparativos ceremoniales, como los preparativos de oratoria. Toma el entrenamiento en donde lo dejó y se alista para ser coronado. Pero mientras todo esto es presentado en primer plano, al fondo y de forma muy sutil, la segunda guerra mundial amenaza con estallar.

Ya habiendo sido coronado y con la segunda guerra mundial tocando a su puerta, se ve obligado a dar un prolongado y alentador discurso sobre el destino del país. Llega el momento de probar que las horas con Lionel no han sido en vano. Al principio dubitativo, su voz va ganando resolución conforme avanza en el discurso hasta que lo concluye y su éxito es vitoreado por toda la nación. Esa es la primera y más evidente prueba de la evolución del personaje, pero mi favorita es cuando, al final, se dirige a Lionel con familiaridad y este, una vez completada su tarea, opta por mantener las formalidades. Ese pequeño detalle casi imperceptible es brillante y habla tanto de los personajes que merece ser valorado como lo que es.

El guion tiene tantas cualidades que leerlo es sumamente placentero. La dinámica entre el Rey y Lionel es de lo más entretenida y eficaz que es imposible no sonreír mientras se lee. La pericia con la que el guionista hace transitar a un personaje altivo a un personaje vulnerable y mantenerlo fiel a su personalidad es de admirarse. El guion es un documento implacable y a pesar de tratarse de una historia sobre reyes, guerras y coronaciones, de lo que realmente habla es de la amistad y su poder para ayudar a superar las complicaciones propias de cualquier ser humano.

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