Lee el guion de The Usual Suspects

Por Abraham Jaime Villavicencio

Las cintas con finales inesperados gozan de no poca popularidad. Las cavilaciones que desatan en la mente de los espectadores para adelantarse a la conclusión la hacen establecer una comunicación bilateral con la que el público interactúa directamente y deja de ser un observador pasivo. Eso, junto con la satisfacción que aflora en la piel de quienes acierten con el final, provoca el inexorable éxito de este tipo de historias. A pesar de eso, pocas son tan relevantes como The usual suspects (1995), un thriller conocido por haber descolocado a un sin número de mandíbulas de espectadores indefensos por su imprevisible final.

La idea fue fecundada en la mente de Brian Singer, pero fue Christopher McQuarrie quien la moldeo hasta convertirla en un guion listo para ser filmado. Ambos ya habían trabajado con anterioridad en la película Public acces (1993). La comodidad con las que se desenvolvieron los unió de nueva cuenta para desarrollar una película, que después sería conocida como un clásico del cine policial. Después de eso, McQuarrie atrajo los reflectores hacia él y dio pie a una sólida carrera. Cinco años después dirigió y escribió The way of the gun (2000). Algunas de sus otras cintas son Jack Reacher (2012) y Mission imposible: Rogue Nation (2015).

Dentro del marco de una investigación a cargo del agente especial Dave Kujan, Verbal Kint, un criminal lisiado y asustadizo, es interrogado sobre los eventos detrás de un sospechoso incendio producido en el interior de un barco. Verbal Kint es el único sobreviviente y, por ende, la única pista a seguir. En el largo y tedioso interrogatorio, el lisiado narra la historia de cómo cinco criminales, incluido él, fueron coaccionados por un hombre terrorífico, malvado y omnipotente, al que nunca vieron personado, llamado Keyser Söze para ser mandados a una misión suicida.

La película empieza por el final y, pese a ser bastante claro y concluyente, el guion se pasa el resto del relato tratándonos de convencer de lo contrario. Al principio todo gira alrededor de Dean Keaton, un expolicía que, sin importar cuanto intente enderezar su vida, siempre termina por reincidir en la vida de un criminal. En las primeras hojas del guion lo vemos morir, pero el agente Kujan se niega a creerlo y argumenta que su aparente muerte no es más que una pantalla de humo para huir. ¿Dean Keaton murió o huyo? Es esa la pregunta con la que se engancha al espectador al principio, pero esto no dura mucho.

El relato narrado por Verbal Kint comienza con los cinco criminales relacionándose en una celda de interrogatorios. Con descaro y petulancia es ahí mismo donde son reclutados por uno de ellos para llevar a cabo un golpe. El atraco demanda una planeación meticulosa, pero juntos lo hacen parecer fácil. Animados por la facilidad con la que triunfaron, emprenden una serie de golpes que terminan por relacionarlos con la ominosa figura de Keyser Söze.

Keyser Söze es presentado de una manera brillante. El personaje como tal no es físicamente reconocible hasta al final del guion, pero la reacción de los implicados es suficiente para enaltecer la oscura y abrumadora sombra que proyecta este personaje. Es en ese momento, que la pregunta deja de centrarse en Dean Keaton para enfocarse en Keyser Söze. ¿Quién es? Es la pregunta que surge tantos en los espectadores, como en los personajes de la película.

La historia del atraco es constantemente interrumpida por la conversación entre Verbal Kint y el agente Dave Kujan. Él esta convencido de que Keyser Söze es en realidad Dean Keaton y los engañó a todos para hacerlo trabajar por él. Al principio Verbal se muestra reticente a creer eso, pero, al igual que en el público, la semilla de la duda ya se fue incrustada en sus pensamientos.

A pesar de los esfuerzos de los protagonistas por zafarse de la tarea impuesta por Keyser Söze, al final son convencidos para llevarla a cabo. Y como muestra del poderío de su empleador uno de ellos amanece muerto. Por fin llega el día en el que la inclemente balacera, con sus rugidos, cascotes y descontrol, termina por acabar con la vida de todos, excepto, claro está, de Verbal Kint. El orden en el que son presentados los hechos y la perspectiva desde la que se les mira, es suficiente para concluir que en efecto Dean Keaton era en realidad Keyser Söze. Verbal Kint cae en la cuenta de como fue manipulado y, humillado, confiesa que, en efecto, todo fue una pantalla de humo. Pero ¿En realidad es así?

El guion juega muy bien con uno de los clichés mejor conocidos del género. El de disfrazar a un asesino de una persona afable y agradable. Y es que, a pesar de las declaraciones del agente Dave Kujan a cerca de lo atroz que es Dean Keaton, en el guion se muestra como un personaje amable, preocupado y escrupuloso. A primera instancia y por el conocimiento del género es aparentemente evidente que en realidad no es quien dice ser. Pero este recurso no es más que un distractor que aleja al espectador de la verdad y eso es simplemente brillante.

El final del guion es lo mejor del mismo. El lector puede creerse más inteligente que la historia y saber lo que sucedió en realidad, pero eso es bastante improbable. El lector puede sentirse engañado, pero al hacer un repaso concienzudo de la historia es inevitable encontrar todas las pistas escondidas que gritaban la verdad y el lector pasa de sentirse engañado a sentirse asombrado como si hubiera presenciado un elaborado truco de magia. La revelación de la verdadera identidad de Keyser Söze es un momento que vale la pena saborear.

The usual suspects cuenta con un guion coral impecable. Sus carismáticos personajes son una pieza clave de la efectividad de esta historia y el uso de los distractores es digna de alabanza. Realmente vale la pena llegar al final y desmenuzar el guion con el objetivo de encontrar las pistas planteadas. Nada de lo que se dice o expone es gratuito y cada recurso es esencial para la construcción de la historia. La narración es simplemente brillante.

Lee el guion AQUÍ. 

@EscribeCine