Pelo y Cuchilla

3. Escribe un breve diálogo entre un pelo de axila y la navaja de un rastrillo.

- Bueno, pues ya te la sabes...
- ¿Con que otra vez el viejo ritual, no? Vienes, ves, y vences. 
- Esa es más o menos la idea, sí. Vengo, los corto, se van a chingar a su madre... ¿cuál es el pedo? ¿Listo? 
- Una navaja de pocas palabras. Sólo tengo una pregunta antes de que, usando tu lenguaje de arrabal, nos mandes a chingar a nuestra madre: ¿Por qué lo haces? 
- What the fuck? 
- Sí. ¿Por qué nos cortas? 
- Pues no sé... es lo que hago. 
- Me queda clara tu labor, pero lo que no alcanzo a entender es el porqué. 
- Pues porque soy la puta navaja de un rastrillo y tú un pelo de axila, ¿qué hay que entender? 
- Entonces sólo actúas sin razonar tu sino. 
- ¿Qué pedo, güey? Tanto desodorante en espray te ha pirado. 
- Tal vez. Pero ¿en serio me vas a decir que nunca has querido hacer otra cosa? 
- ¿Cómo qué? 
- Pues no sé... otra cosa. Lo que sea. 
- ¿Tú has querido ser otra cosa? 
- Sí. Vello púbico. 
- ¡¿Quieres ser el puto pelo de un huevo?! 
- Sí. Y no deberías burlarte de los sueños de otros. Es bastante grosero de tu parte. 
- No mames, ¿te cae? 
- ¡¿Qué tiene?! 
- Güey, asco. 
- ¿Por qué lo dices? 
- No seas mamón, ¡Es un huevo, güey! 
- No sé, siempre he pensado que el vello púbico es como que más distinguido. 
- ¿Distinguido? Dude, ¿si cachas que están ahí todo el pinche día en el calor, todos apretados y con meados, y así todos culeros? 
- Pero los deben tratar con más respeto. Al menos no los cortan. 
- Obvio sí. Todos los pelos se cortan... son pelos. 
- ¿Ah, sí? 
- ¡Sí! Estás por la verga, compa. Ya mejor empezamos, ¿no? 
- Eres una navaja muy grosera he de decir. 

Abraham Kabir Alatorre Tobón. Nací gritando y así me la he pasado. Me pagan por escribir, poco, pero me pagan. Chilango y de Tlate, eso lo resume y explica todo, incluso lo de los gritos.

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