Guiones del Cine Mexicano: La barraca

Por Abraham Jaime Villavicencio

El Ariel es un premio cinematográfico otorgado a los cineastas más sobresalientes de la industria cinematográfica mexicana. El premio fue fundado en 1946 por la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas (AMACC), misma que se ha encargado de gestionarlo y celebrarlo una vez al año.

Un año después de su concepción, se hizo la entrega de los primeros reconocimientos. La Barraca (1945) fue la primera película en ser condecorada con el Ariel de plata a mejor guion. Escrito por Libertad Blasco Ibáñez, Tito Davison y Paulino Massip. Todos ellos grandes exponentes de la industria nacional en la época de oro del cine mexicano.

El guion es una adaptación de la novela con el mismo nombre escrita por Vicente Blasco Ibáñez, padre de Libertad Blasco Ibáñez. Tanto la novela como la película giran en torno a una familia numerosa decidida a trabajar unas tierras con un pasado aciago, cuya propiedad le fue arrebatada a otra familia de forma injusta, y prosperar estando rodeados de vecinos tremendamente hostiles. La historia termina con el inclemente rechazo de los vecinos ascendido a tal punto que, empleando el mortal fulgor del fuego, comprometen la vida de los protagonistas y los obligan a marcharse.

Naturalmente, Libertad Blasco Ibáñez desarrolló una notable sensibilidad artística desde muy corta edad. Oriunda de España, estudió en la Institución Libre de Enseñanza de Giner de los Ríos, en Madrid. Universidad que se caracterizó por defender la libertad de catedra y negarse a imponer planes de estudio regidos por intereses políticos o religiosos.

Su familia gozaba de una buena posición económica y como tal, ella apoyaba causas sociales importantes. Después de la impetuosa guerra civil que azotó a España, buscó exilió en México, país donde fue conocida por su labor como guionista. De todos los hijos de Vicente, ella fue la más interesada en la obra de su padre. Releía su trabajo con frecuencia y se lo cuidaba con ahínco. Fue en México donde empezó a escribir una biografía de él, biografía que nunca llegaría a publicarse.

Es recordada por ser una pianista hábil, una lectora ávida y una aficionada a apuntar cosas en su libreta. Aparte de su trabajo en La barraca. También es conocida por su labor de guionista en la película Flor de mayo, estrenada en 1959.

Óscar Herman Davison, mejor conocido como Tito Davison fue un técnico, actor, adaptador, guionista, ayudante de dirección y director de cine chileno. En 1927 migró a Estado Unidos, país donde debutaría como actor. Con la película Murió el sargento Laprida (1937), debutó como director en Argentina.

Posteriormente fue a parar en México y forjó una de las carreras más prolíficas del cine de oro mexicano. Se consagró como un cineasta clave en la industria nacional y, con su talento para la comedia y el melodrama, ayudó a establecer el estilo pasional mexicano en los filmes de la época.

En México se le elogió con un sinnúmero de premios. Era amado y respetado, pero, después de algunos años, decidió regresas a Chile en un intento por consolidar su carrera allí. Lamentablemente, por el clima político, su trabajo fue duramente criticado y despreciado por la crítica especializada. Sin éxito en su intento por reconciliarse con su país, regresó a México, en donde murió el 21 de marzo de 1985.

Entre lo más destacado de su carrera se encuentran Que Dios me perdone (1948), El baño de Afrodita (1949), Un cuerpo de mujer (1949) y Negro es mi color (1951).

Paulino Masip fue otra figura relevante del cine de oro mexicano. Antes de llegar a México como refugiado político, estudio pedagogía en Madrid, aunque en realidad fue una profesión que nunca ejerció. Su área de empleo se centró en el proceso editorial. Escribió para una revista llamada La Estampa, fundó el periódico La Nueva Roja, trabajó para los diarios Ahora, La Voz y La vanguardia y escribió crítica teatral para El Heraldo. No conforme con eso, también trabajó como secretario de embajada de España en París.

Una vez en México, tomó la decisión de naturalizarse. Reanudo sus actividades editoriales en un par de revistas nacionales. Pero se dedicó de lleno a escribir guiones para la industria mexicana. Simultáneamente a eso y a su trabajo literario, se dedicó a colaborar en las revistas fundadas por exiliados españoles. Su aportación al cine mexicano sobrepasa los cincuenta guiones, convirtiéndose en uno de los máximos exponentes de la época de oro.

Es importante destacar que también escribió poesía, teatro y novela. Su trabajó como guionista fue extenso y abarca películas como Conozco a las dos (1949), Crimen y castigo (1951), Escuela para vagabundos (1955), entre muchas otras.

La barraca es un tesoro del cine nacional y sin duda una obra imperdible para la exploración del cine de antaño. Fue escrita por cineastas con sumo talento y con un compromiso envidiable al quehacer cinematográfico. Como dato curioso, la película entró en el puesto 36 en la lista de las 100 mejores películas mexicanas, según el criterio de 25 especialistas del cine en México, publicada para la revista Somos en 1994.

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