Lee el guion de Inside Out

Por Abraham Jaime Villavicencio

Las emociones son una parte esencial del intrincado engranaje que compone la mente humana. Su naturaleza ha sido un constante objeto de estudio en círculos científicos. Son definidas como reacciones psicofisiológicas que guían al individuo a través de un proceso de adaptación ante los estímulos generados por la percepción del mundo exterior.

Todavía se sostienen discusiones sobre cuales son consideradas las emociones básicas. Sin embargo, hay una propuesta que recibió el mayor grado de aceptación. En ella se enlistan la ira, el desagrado, la tristeza, el miedo y la alegría. Al ser un concepto abstracto, sus formas de representación son ilimitadas.

Pete Docter, Meg LeFauve y Josh Cooley optaron por introducirlas como un grupo de individuos a cargo de hacer funcionar correctamente la mente humana, cada uno de ellos comportándose de acuerdo con los rasgos más característicos de su emoción. Al ser una película dirigida a niños, las emociones operan dentro de la mente de una niña.

Pete Docter es un productor, guionista y director estadounidense. Ha mantenido una larga carrera y su trabajo ha cautivado tanto al público joven, como adulto. Su trabajo ha sido nominado ocho veces a los premios Óscar. Películas como Monsters, Inc. (2001) y Up (2009) han estado bajo su cargo, con un éxito innegable. Pero también ha participado en películas como Toy Story (1995) y Wall-e (2008) como parte del equipo de escritura. Todas películas relevantes de Walt Disney Pictures y Pixar Animation Studios.

La carrera como guionista de Meg LeFauve es relativamente nueva comparada con la de Pete. Al principio de su carrera se dedicó a la producción y fue presidenta de la compañía Egg Pictures. Es una celebre asesora de guion en múltiples compañías y su carrera como guionista empezó con The Good dinosaur (2015).

Josh Cooley empezó su carrera con un par de cortometrajes y no fue hasta Inside out (2015) que se le dio la oportunidad de coescribir una película. Aparte de participar en la película antes mencionada, solo ha participado en Toy Story 4 (2019). No obstante, el cargo que desempeñó fue el de director y el de coescritor.

El guion relata la historia de Riley, una niña alegre que ante el repentino cambio de ciudad la tristeza toma control de su mente. Dentro de su cabeza, Alegría, Tristeza, Ira, Desagrado y Miedo hacen todo lo posible por mantenerla contenta. Alegría es la líder del grupo, pero de forma inusitada, Tristeza se siente compelida a influir en el comportamiento de Riley. Esto las lleva a pelear con regularidad por el mando, hasta que en una de sus contiendas ambas son expulsadas del centro de mando y se ven obligadas a unir fuerzas para regresar al control antes de que la mente de Riley se pierda para siempre.

Lo más sorprendente del guion es la fidelidad con la que se describen las reacciones de Riley y como el completo desorden emocional, que transcurre dentro de su cabeza, influye en su comportamiento. Es brillante como los autores lograron que la conducta de la niña se justificara por la confusión de un grupo de personitas controlándola desde su interior.

La representación gráfica de las emociones es de lo más interesante. Se usan un par de estereotipos, para nada molestos, manejados con inmejorable destreza. Ira es representado como un hombre tosco y malhumorado, desagrado como una mujer impecable y quisquillosa, miedo como un hombre delgado y nervioso, tristeza como una mujer oronda y sensible, y alegría como una mujer joven y jubilosa.

Entre escritores es común escuchar: “escribe sobre lo que conoces” y aunque esta afirmación sea debatible, Pete Docter confeso haberse inspirado en los cambios de humor de su propia hija para escribir este guion. Es por eso que la conducta de Riley se siente tan lógica y orgánica. Una prueba irrefutable de que la declaración inicial no está del todo equivocada.

El avezado sentido de abstracción de los escritores sale a relucir en su acertada forma de convertir temas complejos de la psique humana, como la memoria a largo plazo, los sueños, la imaginación y el pensamiento abstracto, en representaciones palpables para comunicar los conceptos con mayor claridad y evitar confusiones.

Como mera especulación, es presumible que uno de los desafíos más difícil de sortear, a la hora de escribir el guion, fuera lograr que una protagonista sin fallas aparentes, como lo es Alegría, generara empatía en la audiencia. Y como hacer que otro personaje insípido y molesto, como lo es Tristeza, ayudara a llegar a una conclusión satisfactoria. Lo que hicieron con esos personajes no es algo que se pueda subestimar y representa un mérito por sí solo.

La epifanía que llega con el final es sin duda una realidad inminente de la que no somos conscientes. El final resuelve el por qué de la extraña compulsión de Tristeza por tomar el mando y lo hace de una manera extraordinariamente conmovedora. Alegría vivía empecinada en creer que su emoción era la única válida, pero al terminar su viaje se percata de la importancia de la tristeza en la vida Riley y, de buena gana, le cede el mando a su compañera.

Es imposible no emprender una reflexión sobre nuestros recuerdos al terminar de leer el guion. Cuando pensamos en los recuerdos, no somos conscientes que un mismo recuerdo puede albergar diferentes emociones y, al igual que Alegría, aprendemos que no hay nada de malo con tener recuerdos que oscilen entre la tristeza y la alegría.

Sin duda se trata de una de las películas originales con mayor alcance mediático que ha producido el estudio. Su acertada forma de representar las emociones humanas y darles un giro cómico le ha conferido la cualidad de asombrar incluso al público maduro. Es un guion que, a pesar de adaptar una escritura clásica, no deja de ser sorprendente y emocionante.

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