Utiliza ‘El Oso en la Puerta’ para construir una historia

Jason Stern fue jefe del programa de Escritura Creativa en la Universidad Estatal de Florida y enseñó talleres de escritura y clases sobre cultura popular. Making Shapely Fiction es una de sus obras, y fue creada para público que quisiera escribir ficción seria o no seria desde la primera página.

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Dentro del libro podemos encontrar distintos recursos para beneficio de nuestra escritura. La primera parte  se llama “Las formas de la ficción”, donde describe 17 formas de construir una historia. La más divertida de estas, es la que explica el Oso en la Puerta. 

La historia comienza estableciendo no solo que algo está mal, sino que el personaje tiene que actuar. Las historias que comienzan simplemente estableciendo que algo está mal, por ejemplo, que tu personaje está deprimido, todavía no indican si ocurrirá algo. Un personaje puede permanecer deprimido durante mucho tiempo. El oso exige acción. La historia ya ha comenzado. Un buen oso en la puerta llamará la atención, pero el problema que energiza esta forma no es solo el oso, la amenaza exterior. Si Henry tiene que lidiar con el problema, tiene que encontrar al oso dentro de sí mismo: “¡Henry! ¡Haz algo!”

La tensión en la historia proviene de la batalla entre el desafío y la necesidad del personaje de enfrentar el problema. ¿Qué hará Henry? ¿Debería tratar de apuñalar al oso con un cuchillo? ¿Sería capaz? Ese conflicto dentro del personaje intensifica la tensión de la situación.

Por ejemplo: La hija de una madre, tranquila y divorciada, le dice que su maestra de segundo grado sigue haciéndole preguntas extrañas: “¿Alguna vez tu mamá llega tarde a casa y te deja sola?” “¿Tu mamá tiene novio?” “¿Tu mamá te azota?” La madre tiene que averiguar qué hacer, por alguna razón, la maestra parece obsesionada con encontrar algo malo. La madre podría tener que tomar medidas. Pero ella también tiene que luchar contra su propio disgusto por la confrontación. Las reacciones deben estar en el carácter. Si la madre decide que irá a la escuela y hablará directamente con la maestra, el potencial de la madre para hacerlo debe ser sugerido con anticipación.

Necesitamos creer que ella tiene dentro de ella la fuerza para hacerlo. Su decisión no debería aliviar la tensión, debería intensificarla. Debemos preocuparnos de si esto mejorará o empeorará las cosas para todos. Los problemas se unen para que las soluciones a un problema a menudo generen el siguiente problema.

Un solo problema da forma a la historia. En ciertos tipos de historias de problemas, solo hay dos posibilidades. El personaje gana o pierde, golpea o falla, triunfa o falla. Esas historias pueden funcionar lo suficientemente bien si se las menciona de manera emocionante, pero hay algo decepcionante en ellas, son previsibles. Las sutilezas y las ironías aparecen en la resolución cuando el problema y la solución intentada no se resuelven en torno a un simple cierre de ganar o perder. La confrontación en la escuela puede resultar en un callejón sin salida. La resolución podría plantear otras preguntas, dar ideas inesperadas o ser creíble pero extraña.

Henry no puede recoger un cuchillo. Pone una sinfonía de Mozart en el estéreo. El oso perplejo se come el disco. La vida es sugerente, no ordenada.

Fuente: Making Shapely Fiction de Jason Stern. 

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